martes, 29 de julio de 2008

Mi Profecia Juvenil

Sin la fortuna de poder pertenecer a un poemario, este poema, como ninguno antes visto, necesita un prólogo. Quizás la sola pedanteria de mis palabras confiecen mi propósito, que es ajeno al texto; a saber: la música de este andar no se debe leer sino como un grito desesperado al mundo, con la intención de que mi universo, tan personal como misterioso, ha necontrado las primeras raíces de su propio cause.




Mi Profecia Juvenil


Es de noche y mi
corazón todavía no
duerme.
Quizás nolo haga jamás,
con tan solo
suspirarte
mi penumbra y mi
alma reviven
aquel
momento sin
memorias.


Es de noche y mi
corazón no calla.
Juega con tu
mirada imaginada
y disfruta de
la
carnosidad de tu
fantasma.

Es de noche y mi
corazón dormido
no duerme.


¡Desesperado
estás por la
espera
y llegada de aquel
momento eterno!

Porque no hay
lugar para otro
sueño y El mapa
ya
se ha dibujado.

LLEGASTE ebria de azúcar.
Cruzaste mi
tormenta
heterogénea de olas
y solo esperas
mi anclaje en
TU
manantial reinado
de dones.

!No disimules
tus
inquietudes corazón!

Hoy te han creído
héroe y han
encomendado
en ti
recorrer sin pies
el capricho del
TIEMPO.
esperar...

Mi universo espera
para culminar,
sutilmente,
semejante
PlanMaestro.


littleDreamm



P/D: Destino F D, Barrio de los Escritores.

sábado, 19 de julio de 2008

La mujer. Mi más imposible sueño.

Gente de toda época y edad le ha dedicado gran parte de su tiempo ha hablar de guerras, espíritus altruistas, conocimientos y preguntas sin respuesta. Grandes del pensamiento han tratado de descifrar y encontrar la verdad (si es que la hay) a preguntas referidas nada más y nada menos que a la inmortalidad del alma y la existencia de Dios. Otros, no menos desvalorizados que los anteriores, han intencionado su razón en cuestiones de “el hombre y el ser que lo constituye” (todo un dolor de cabeza para personajes de antaño).
Pero, además, existieron – y existen- personas motivadas y concientes en hablar de otras cosas que nos incumben –más o menos- un poco más. Estas gentes se llevan mi admiración – y no solamente por la manera exquisita y sutil en que cuentan y explican su pensar- sino simplemente por los temas que llegan a perturbarlos.
Hace un rato, haciendo zapping en la tele, me detuve en el canal Encuentro para escuchar un poco a Galeano y su programa en cuestión. Sin tenerlo a mano en hojas de papel (pues, cuando uno lo lee parece que de una palabra se desprenden un sin fin de voces; es increíble como logra abrazarte en una especie de magia que no es maga, sino puramente literaria) escuche como relataba detalle por detalle la incineración viva de la pobre Juana de Arco. Que la hallan quemado viva no fue lo que me impresionó, sino la temática del programa: la mujer.
En innumerables veces he tratado de definirla sólo a través de mi experiencia: con mis palabras, a veces pobre y otras revueltas de mi inspiración, traté de darle sentido a lo que verdaderamente significa la mujer. Sin embargo nunca logré ganar. No he podido encontrar armas para batallar contra la idea de describir y denominar con una sola palabra la esencia misma que trasmite la mujer.
Una ves, leí la confesión de un poeta, que en un poema (soy demasiado tedioso para recordar nombres y frases, así que no pidan exactitud) resolvió describirla de una manera tan sutil y cierta que logró llevarse mi admiración. El dijo que en una mujer encontraba otras mujeres, que en tan sólo una se regocijaban y vivían más de una mujer. Personalidad que nunca voy a entender (pues, resultaría un suicidio premeditado tratar de hacerlo) esa es que posee la mujer. Cuantas veces han llovido en mí pensamientos erróneos de aquel ser que es tan necesario para la vida, como para el nacimiento y fin de un amor. Sin la mujer la palabra amor sería incompleta, diría hasta casi vacía. El amor no se contenta con amar a un animal o cosa. Llamarla perfecta sería faltarle el respeto, una mujer –para mí- resuelve y opaca su imperfección con su belleza. Una mujer perfecta no sería bella, su imperfección es la que hace a la mujer un ser hermoso. ¡Y es en todos sentidos que se les ocurra! No es novedoso ni original tratar a la mujer como el ser más preciado y venerado que se halla posado en la Tierra, pero me hace tanta falta recalcarlo que los comparto con ustedes.
¿Qué es la mujer? Me encantaría degustarlos con una respuesta tan cierta como emocionante. Pero sin embargo no tengo la menor idea de donde estoy parado cuando trato de definirla. Acá les van algunos mis más confusos y esparcidos pensamientos de sobre “qué es la mujer”:
Sin ella hoy no estaría motivado – y ahogado- con esto que es el mundo literario. Desde chico me encanta observarla y hacerme amigo de ella. He tratado con muchas y he conocido pocas, sólo algunas me han conocido (con todo el trasfondo y la complicación que implica ese hecho). Mi afinidad siempre circuló en aquellas mujeres (niñas, ¡que son niñas todavía!) que impregnan y rebalsan su mirada con inocencia, ternura y más que nada sinceridad. ¿¡Qué mas tesoro que aquello que sólo posee verdades y un alma tan pura como la claridad de un amanecer en el mar!? Quizás esa sea mi meta, mi finalidad como ser humano, mi más imposible sueño. El olor a mujer debe ser el aroma más saboreado por los bosques de esta ciudad y del mundo. La mirada de una mujer quizás sea más profunda que el océano y sus secretos resulten tan ocultos e increíbles como el origen del arco iris.


A este posteo se lo quiero dedicar a ciertas personitas que han llegado, de uno u otro modo, a conocer mi otro yo. Ellas son:
•Rocio y Agustina Hernandez, Magalí Fiorito, Analía Feber, Valeria y Flavia Demartini, Valeria Gadea, Imelda Cantisani y Micaela Segovia.
Algunas me leen, otras me escuchan.


Siempre mujeres, siempre niñas.

¿Qué es la Literatura?

¡Silencio! ¡Silencio damas y caballeros! Acaba de subirse el telón. El show está por comenzar:

-¿Qué es la literatura?- pregunta el lápiz de color negro.

-¡¿Qué es aquella cosa que tanto me persigue y molesta?!- Pregunta la hoja de papel- ¡me ensucia! ¡Se aprovecha de mí!

- A mi me usa, se abusa de mi buena voluntad- rezonga la goma de borrar.

- ¿la literatura? A mi desde hace rato me usa para sus inventos- agrega el teclado de la computadora.

-Me siento un laboratorio- dice el monitor.

-¡Callensé! Sin la literatura ustedes no tendrían vida- exclama entrometida la almohada- conmigo piensa.

-Con vos se duerme- dice riéndose un libro.

-con vos también libro viejo y sucio- se excusa la almohada- mejor preguntarle al amo ¿no?

-¡Ahí viene, ahí viene! – gritan al unísono algunos muñecos. En ese momento, el amo entra por la puerta y se desparrama en la cama, apretujando la almohada.

- ¿Quien le pregunta primero? Mira que yo no me animo.- dice el mousse.

- ¡Yo! ¡Yo! Déjenme a mí.- exclama el espejo-.

-¿Qué tanto cuchichean ustedes ahí?- protesta el amo- ¿De que hablan?

- Es que queremos saber que es esa cosa que estudiás- le responde el lápiz negro-.

-¿Por?- se sorprende el amo.

- Porque sí, queremos saber. Vivís con el libro y con nosotros ya no jugas más.

- A mi ya no me miras más.- agrega el espejo.

- Con nosotros te olvidaste lo que es navegar-. Dicen apenados el mousse, el teclado y el monitor.

- En cambio con el…

-¿Con el que, chicos? Haber díganme.

- ¡Con el diario y el libro te la pasas y te la pasas todo el día! – gritan todos juntos.

- Es que me gusta leer y escribir.

- ¿Por qué?

-Pues, porque me gusta la literatura.

- ¡Eso ya lo sabemos! ¡¿Pero qué es la literatura?!

- Esta bien, no tengo ningún motivo para privarlos de mis razones. La literatura es mucho para mí. Haber vení diario que te necesito, vos también lápiz. Mejor poner las cosas por escrito:

“La literatura es ese escondite, aquel ático que poseen todas las casas del vecindario universal, pero que no todas las personas corren la suerte de encontrar la llave para abrirlo. Mi intención no es definirla, ni muchos menos describirla con peinado y atuendo científico, simplemente deseo desvestirla y dibujarla desnuda, tal cual como a mi se me presenta. Mi travesía comenzó el año anterior, entre el furor del último año escolar y las encrucijadas de mi rebeldía. Gracias a J. K. Rowling y el gran mundo mágico que creo con su Harry Potter, estoy estudiando Letras. Ni más ni menos. Muchas carreras -demasiadas diría- se me cruzaron en mi elección, pero al ver este paraíso, este salvavidas del mundo crudo y real, no vacile ni un renglón más. Me genero día a día tantas expectativas y objetivos con esto que mi vida prontamente se va a volver un pergamino, o quizás, un legado para otra generación. Trato de no ahogarme, pero se me vuelve cada vez más difícil.

El otro día leía a Pérez-Reverte, quien decía: “Déjenme decirles una cosa, caballeros. Compadezco a los hombres cómodos, resignados y razonables que nunca leyeron libros que estremecieran el corazón. Compadezcan a quienes nunca se dejaron seducir por una moneda de oro, una hermosa mujer, un amigo fiel, la aventura descubierta en un libro”.

-Gracias lápiz, gracias diario.

- ¿Y todo eso es?

Se cierra el telón y se escuchan aplausos indeterminados.